Jayapataka Maharaja nos visitó en abril de 1996 y tuvimos una maravillosa celebración de smriti Vyasa-Puja. Lo mas resaltante de la celebración fue un obra de teatro basada en la historia de una pareja de devotos grihastas que estaba dispuesta a sacrificarlo todo, incluso la castidad de la esposa, por la causa de servicio a su guru, Sri Ramanujacarya. Por supuesto, al final de la obra, el mercader que quería seducir a la esposa se rinde a su guru y no sucede nada inapropiado. La obra finalizó de una manera muy devocional y Maharaja estuvo muy conmovido por nuestro pequeño esfuerzo en glorificar el guru-tatta. El juntó las palmas de sus manos hacia Sri Ramanujacarya y secó sus ojos viendo la extensión del sacrificio que los discípulos estaban dispuestos a realizar por su guru. Estábamos felices de haberle complacido.
Más tarde ese día, Maharaja nos mostró un libro sobre las células de Iglesias Cristianas. A través de reuniones regulares semanales y un plan sistemático para el crecimiento, habían tenido éxito en la rápida expansión del número de sus miembros. Al principio, esto me pareció un poco vago. Estábamos tan cómodos con nuestro estilo de prédica. La mente encontraba excusas para evitarlo. “O, puede que funcione para los cristianos ya que ellos no tienen tantas reglas y regulaciones o mucha filosofía que predicar, etc.”. Pero estaba interesada y mantuve una mente abierta al breve resumen de Maharaja.
El describió que tal como las células de un cuerpo crecen por constantes divisiones, las células de prédica crecían hasta alcanzar quince miembros. Luego se dividen en dos y comienzan a crecer nuevamente. Entre las ventajas de los grupos pequeños se hallaban la cercanía en las relaciones y una mejor supervisión de la comprensión espiritual de los miembros.
No podía imaginar que hiciéramos algo así, ya que asumíamos que el tener grandes reuniones eran indicadores de nuestro éxito en la prédica. En aquel momento teníamos bastante éxito, por lo menos eso era lo que yo pensaba. Todas estas ideas auto-complacientes fueron rápidamente destruidas.
Mientras manejábamos hacia el aeropuerto, Jayapataka Maharaja se dio vuelta mirando a mi esposo y preguntó cómo podíamos incrementar nuestra prédica y hacer mas devotos. El también era nuestro GBC y siempre nos estaba alentando para mejorar nuestro servicio para el Yatra. Predicando de puerta-en-puerta – vendiendo Bhagavad-gitas como lo habíamos hecho durante la maratón de distribución de libros – resultaba ser muy riesgoso dado que la gente local podía oponerse a nuestra prédica agresiva de una religión diferente.
“¿Qué acerca de las células de prédica?” Dije osadamente.
Maharaja miró a mi esposo, quien dijo, “Si Guru Maharaja, lo haremos.”
Maharaja se veía complacido. Era gratificante ver a nuestro Guru Maharaja feliz, pero teníamos que volver e idear cómo poner todo en marcha. Para nosotros, todo esto estaba meramente a un nivel conceptual, ¡pero ya nos habíamos comprometido a implementarlo!
Mi esposo estaba sumamente serio en su compromiso; no perdió tiempo y expuso el tema a los demás devotos. Tres devotos entusiastas se ofrecieron como voluntarios para este experimento de prédica de células. Uno de ellos era un soltero de nombre Bhakta Hemanth, un ingeniero, ahora iniciado como Hemanga Caitanya Dasa. El estaba ansioso en tratar de establecer un programa para algunos trabajadores y del equipo técnico de su compañía. Le bosquejamos un programa simple y estructurado para que él pudiese dirigirlo: kirtan, charlas del Bhagavad-gita, japa y prasadam, pero además mucha interacción con los miembros.
Incluso esta forma rudimentaria, la cual se conocería más tarde como grupos de Bhakti-vriksha, parecía funcionar milagrosamente. Toda la gente involucrada parecía florecer bajo el nuevo cuidado y atención y se volvían miembros regulares. Se comprometían en el canto del santo nombre y se volvían entusiastas en hacer servicios tales como lavar ollas limpiar la parafernalia del arati, cortar verduras, limpiar, etc. A pesar de no ser adinerados comenzaron a contribuir todos los meses para el prasadam.
Fue asombroso ver a Bhakta Hemanth ejecutar este milagro autorizado, dado que era uno de los devotos más jóvenes. Mientras nos daba su informe semanal solía admitir que sentía que él no estaba haciendo nada por si sólo, sino que guru y Gauranga lo estaban guiando.
Muy pronto una familia muy dedicada formada por Bhaktajana Priya Prabhu, su esposa Manorakshi Mataji y su hija adolescente Kala Sudha Devi Dasi se ofrecieron a empezar una célula de grihastas semanalmente. Hicimos los arreglos para que asistieran todos los nuevos miembros de la congregación que no estaban muy comprometidos.
Los miembros se deleitaban con la abundancia de la atención personal y el calor que recibían, algo que no era posible en las reuniones más grandes. También participaban en las charlas filosóficas. Aquellos que les gustaba polemizar, eventualmente fueron conquistados por los incansables esfuerzos amorosos de la familia para atraerlos a la conciencia de Krishna. Bhaktajana Priya y su familia solían visitar a los miembros de las células en sus casas. Solían darles consejos sobre sus problemas personales, llevarlos en coche si necesitaban transporte, etc. Su prasadam era suntuoso. Kala Sudha inspiró a los adolescentes a comprometerse más. Estábamos asombrados de ver los cambios en los miembros de su grupo. Aquellos que previamente habíamos considerado no ser tan serios, que demoraban en avanzar, mostraban ahora tremendo progreso, entusiasmo y dedicación. Comenzamos a ver cuán apto era el término “Grupos de Amor y Confianza”, el nombre que nuestro Guru Maharaja le había asignado a las células.
Este nombre inicial se convirtió en el sánscrito Bhakti-vriksha, el árbol del bhakti. El nombre Bhakti-vriksha fue escogido en vez de la palabra “célula” porque la analogía de la célula simplemente habla sobre división, pero la analogía de la ramificación incluye el mantener la conexión con la raíz. Otra razón es que el nombre “célula” ya está usado por otras organizaciones, mientras que la analogía del árbol del amor por el Supremo viene de nuestras escrituras. Encontramos el término Bhakti-vriksha en el Sri Caitanya-caritamrita, en donde Srila Krishnadasa Kaviraja Gosvami dice:
“Tomo refugio en la Suprema Personalidad de Dios Sri Caitanya Mahaprabhu, quien El mismo es el árbol de amor trascendental por Krishna, Su jardinero y también Su distribuidor y probador de Sus frutos… Así, el Señor trajo el árbol de los deseos del servicio devociónal a este planeta, convirtiéndose en Su jardinero. Él sembró la semilla y la regó con el agua de Su voluntad.”(Sri Caitanya-caritamrita, Adi-lila, 9.6 y 9.)
El Señor Caitanya y Su movimiento son comparados al árbol de la devoción, el Bhakti-vriksha. Srila Prabhupada escribe en el resumen del Adi-lila, Capitulo Nueve:
“Está descrito figurativamente que tanto el árbol mismo y el tronco del árbol son Sri Caitanya Mahaprabhu… El árbol rodea al mundo entero y las flores del árbol deberán de ser distribuidas a todos. De este modo el árbol del Señor Caitanya Mahaprabhu intoxica al mundo entero.”
Srila Prabhupada también dice:
“Nuestra Sociedad Internacional para la Conciencia de Krishna es una de las ramas del árbol de Sri Caitanya.”
(Sri Caitanya-caritamrita, Adi-lila, 9.18, significado)
Cada grupo pequeño de las congregaciones de ISKCON es por lo tanto una rama de la rama, que se origina del árbol del bhakti del Señor Caitanya. El Bhakti-vriksha es un tipo de grupo de Nama-hatta orientado hacia la ramificación. En un árbol, la rama de un cierto grosor se bifurca y ésta ramificación continúa hasta que el árbol tenga miles y miles de ramas, todas conectadas al árbol. De modo similar, el grupo Bhakti-vriksha puede crecer y expandirse en miles de grupos. El Señor Caitanya es el tronco del árbol y hasta una sola rama del árbol de Sri Caitanya puede crecer y formar miles de sub-ramas, pequeñas ramitas, hojas, etc. Formamos parte del ‘árbol’ Caitanya. Esta es la rama de ISKCON y Srila Prabhupada es nuestra conexión.
Muy pronto otros devotos se sintieron persuadidos a comenzar sus propios grupos de Bhakti-vriksha. Pero primero mi esposo, Vijaya Venugopal Prabhu, dirigió un seminario sobre la auto purificación. Esto era para establecer un humor y una disposición apropiada de prédica. Los problemas serían inevitables sin una comprensión adecuada de la filosofía. La actitud correcta del líder de grupo fue aclarada, ya que el tomar una posición de liderazgo en la jerarquía del Yatra podía crear orgullo y causar desacuerdos, lo cual destruiría todo.
El seminario trató sobre las cualidades de liderazgo, enfatizando que uno debería cultivar conscientemente la actitud servicial y que los líderes deberían abandonar la propensión hacia el disfrute, la cual es tan dañina para el servicio devociónal. Ellos deberían desempeñar el papel de modelos ejemplares para los nuevos miembros de sus grupos. El humor servicial es esencial; por lo tanto el término oficial del líder de grupo es líder-sirviente del grupo de Bhakti-vriksha. Fue alentador ver el entusiasmo y el cambio de paradigma que generó ésta presentación.
Anteriormente, a pesar de mantener un sadhana estricto, dirigir muchos programas, dar asociación cercana y supervisar a los devotos, era difícil motivar a los devotos a tomar nuevas iniciativas y responsabilidades, sin embargo siempre colaboraban cuando se les solicitaba hacer servicio. Aunque Vijaya Venugopal Prabhu siempre seguía delegando responsabilidades para capacitar a todos, se carecía el sentimiento de ‘propiedad’. Aquellos con cualidades de liderazgo sobresalían mientras que los demás seguían como arrastrándose. No podíamos disminuir su apego material latente o refrenar sus mentes de divagar hacia el prajalpa, hablar de temas mundanos.
Entre los seis nuevos lideres de grupo estaban Vighnanasana Govinda, el mayor entre los devotos, quien trabajaba en una división de ventas en una exitosa compañía de mercadeo de automóviles y Mukunda Murari, un devoto dedicado, entrenado por Vighnanasana Govinda y su colega en el trabajo. Los otros eran Sarvalokesvara Krishna, Bhakta Venkatesh, Sukirti Krishna y Bhaktajana Priya, quienes dirigían un grupo de habla Bengalí.
Todos los fines de semana teníamos un Bhakti-vriksha para los “Lideres de Grupo” en donde cada líder daba un informe sobre su experiencia durante la semana. Luego planificábamos nuestras estrategias, basándonos en sus necesidades, considerando fuerzas y debilidades. Queríamos mantener una buena calidad de prédica en todos los grupos. Mukunda Murari Das dio la sugerencia de usar citas de La Ciencia de la Autorrealización para los principiantes. Cuando se habían completado treinta y seis sesiones de La Ciencia de la Autorrealización, comencé a escribir preguntas para cubrir el Bhagavad-gita.
Las preguntas fueron planificadas siguiendo el formato estándar de las tres fases de la charla: Descubrimiento, Comprensión y Aplicación. Estos tres pasos son partes naturales en una charla bien estructurada. Ayudan a clarificar los temas, a comprenderlos mejor y a hacerlos más relevantes.
Para el Descubrimiento, después que el grupo lee el verso y el significado (o un extracto de un libro), el devoto que está dirigiendo la charla hace preguntas básicas para identificar el tema principal y marcar los puntos más importantes: “¿Cuáles son las ideas principales?” “¿Qué fue lo mas interesante de lo que acabamos de leer?” “¿Acaso alguien encontró conocimiento nuevo?” Estas preguntas son fáciles de contestar ya que la respuesta se encuentra directamente en lo leído. Además, esta fase establece límites: -esto es lo que conversamos hoy-.
La fase llamada Comprensión ayuda a entender más clara y profundamente el tema. Los facilitadores preguntan, por ejemplo: “¿Hay algo que no está claro sobre lo que acabamos de leer?” También es una buena oportunidad para clarificar definiciones, explicar palabras en sánscrito y sacar temas sobre pasajes relacionados y analogías.
La meta de la fase llamada Aplicación es hacer relevantes los temas para los devotos. El facilitador hace preguntas tales como: “¿Qué significado tiene este conocimiento para nosotros?” “¿Cómo aplicar esto en la vida cotidiana?” “¿Hay alguna experiencia personal en esta área?” Éstas y otras preguntas similares ayudan al devoto a entender cómo aplicar el conocimiento de las escrituras para así poder moldear su vida tanto interna como externamente.
Esta manera de analizar la filosofía produce intercambios vívidos y las escrituras se vuelven más significativas para los participantes.
Dado que el Manual de Bhakti-vriksha aun no se había publicado, tuvimos que improvisar basándonos en los principios más importantes que nuestro Guru Maharaja había presentado.
Jayapataka Maharaja había dirigido un seminario en donde demostraba las dinámicas de facilitar una charla. Esta presentación sobre las habilidades necesarias para hacer que cada uno participase en la charla realmente nos abrió los ojos. Fue un cambio revolucionario del patrón normal de presentar una clase de manera ‘uni-direccional’ en la cual uno no era consciente del punto de vista de la audiencia, de su entendimiento o de sus dudas, ya que aun no todos sentían confianza para hacer preguntas. En una clase estándar, muchas veces debido al significativo número de la audiencia, faltaba el toque personal. Pudimos ver cuán reanimados se sentían todos los participantes cuando sus puntos de vista fueron considerados importantes y se sentían entusiasmados a hablar.
También comenzamos a planear el comenzar un Bhakti-vriksha para mujeres. Mataji Manorakshi se ofreció como voluntaria para empezar uno, pero muy pronto tuvo que abandonarlo debido a su mala salud. Por lo tanto, esto no comenzó inmediatamente.
El humor de la prédica se estaba asentando bien en todos los devotos. Aun así nos dimos cuenta que tendríamos que continuar con la estructura actual y el número de grupos por muchos meses más.
Nuestro viejo amigo Rasa Krida Parayana Dasa, quien ahora lideraba la congregación en un país vecino, nos contó cómo una pareja devota relativamente joven de su Yatra habían comenzado una buena prédica después de haberse mudado a otro país. Esto nos hizo pensar. Decidimos que nosotros también podíamos traer mucha “sangre nueva” a los Programas de Bhakti-vriksha, darles entrenamiento básico para asegurarnos de un estándar mínimo y después dejarlos crecer mientras iban aprendiendo de las experiencias, guiados por los devotos mayores.
Recordábamos cómo Srila Prabhupada mencionó que él primero hacía a que los devotos ocuparan sus posiciones y después los entrenaba, en cambio en el mundo material no es así, por ejemplo, un juez del tribunal tiene que estudiar rigurosamente y después de muchos años de experiencia es promovido a la corte suprema.
Por lo tanto decidimos dispersar los Bhakti-vrikshas y de la noche a la mañana los grupos se multiplicaron de ocho a veinticuatro.
Mucho crecimiento interno y personal tenía que acompañar el crecimiento externo de los grupos de Bhakti-vriksha. El cambio significó permitir y apoderar a devotos jóvenes en tomar responsabilidades a un nivel que anteriormente se pensó era imposible. También tuvimos que permitirles aprender de sus errores. Nuestro función se estaba convirtiendo más y más por naturaleza, en la de supervisar.
Teníamos que ser alentadores sin ser sobre-protectores. Debíamos de ser tolerantes y aun así estar alerta, manteniendo nuestras orejas y ojos abiertos a lo que estaba sucediendo y liderar apropiadamente. Tuvimos que armarnos de una tremenda paciencia. Tuvimos que tolerar el comportamiento errático de uno o dos lideres de Bhakti-vriksha que estaban mostrando signos de separatismo y sobre-confianza. Les dimos tiempo para que salieran de esa inmadurez errada al predicarles y guiarlos cuando fuera posible.
Había una pareja joven entusiasta y un devoto mayor que los estaba entrenando. Tenían un contacto cercano con este devoto y lo admiraban. De todos modos, después de que comenzaron a dirigir su propio grupo, sintieron que ellos estaban haciendo una mejor labor que muchos otros devotos. Esta manera orgullosa de pensar, por el éxito que tuvieron, hizo que comenzaran a criticar a otros, lo cual creó disgustos hiriendo los sentimientos de los devotos. Tuvimos que hacerles entender el valor de la humildad, pero con tacto, sin apagar su entusiasmo. Además tuvimos que asegurarnos que aceptarían correcciones para la implementación del Bhakti-vriksha. Hicimos los arreglos para que sus grupos recibieran regularmente devotos mayores quienes, en privado, les sugerirían cómo podían mejorar su presentación. Nos aseguramos también que la pareja regularmente diera informes sobre su progreso a su supervisor.
Había un personaje rebelde -con un buen sadhana y también muy inteligente- que quería mantener su independencia. No asistía a ninguna reunión de líderes, no solía dar ningún informe a sus supervisores y no pedía permiso para comenzar nuevos proyectos. Una vez, durante un feriado, habíamos organizado un programa para todos, y este devoto había organizado silenciosamente su propio programa y también estaba invitando a los demás devotos.
Normalmente los devotos solían consultar con nosotros si querían organizar una reunión grande, para que su programa no coincidiera con otro plan existente. No había ninguna coerción por parte nuestra y casi todos los devotos sentían espontáneamente ese tipo de lealtad hacia la autoridad y compromiso hacia la armonía de grupo. Las excepciones siempre fueron permitidas cuando fuesen necesarias.
Por lo tanto, cuando los devotos nos contaron sobre el otro programa y preguntaron a cuál debían asistir, les explicamos la etiqueta correcta a seguir. Le pedimos al devoto que hiciese su programa otro día para que más devotos pudiesen atender y de esa manera no vernos privados de su asociación en nuestro programa. Pero él de todos modos siguió adelante con su plan. No reaccionamos contra su comportamiento y continuamos mostrándole mucha tolerancia y amor. Más tarde comprendió su error cuando se lo explicamos, y desde entonces, ha mejorado su carácter notablemente.
Había uno o dos devotos que normalmente eran muy sensibles. Con mucha facilidad se sentían heridos, descuidados o ignorados. Solíamos hablar con ellos tratando de analizar juntos la situación, tratando de ayudarlos para hacerles ver cuando se trataba de un simple malentendido. Nos mantuvimos abiertos para aceptar nuestros errores y listos para rectificarlos. Esta actitud creó un lazo de confianza y amor.
Después de todo, los devotos mencionados anteriormente también eran líderes y consecuentemente comenzaron a entender la importancia de la cooperación de los miembros con el líder. De las desavenencias manifestadas en sus propios grupos entendieron que ser un líder podía ser una tarea difícil e ingrata.
De cualquier manera, los mismos principios de amor y confianza que funcionaron maravillosamente a nivel micro en los grupos de Bhakti-vriksha también funcionaron exitosamente a nivel macro.
de www.mundonamahatta.org
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