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Wednesday, January 31, 2007

Libre para predicar - Capitulo Dos - Misericordia para Predicar


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Aunque por un largo año, después de mudarnos al nuevo país musulmán, yo había estado deseando empezar algún programa espiritual en nuestra casa, no había sucedido nada. Pero después de regresar de nuestras vacaciones en la India, aun sintiendo la emoción de nuestra reciente iniciación, la prédica comenzó a despegar.

Un vecino se nos acercó: “Su casa es como un templo. Uds. deberían tener un programa en casa. Llamaré a todos mis amigos piadosos, y Uds. por favor arreglen algo”.

Alrededor de diez personas vinieron al primer programa. Tuvimos un buen kirtana, discutimos un poco acerca de ISKCON y distribuimos el prasadam que preparé: samosas, kachoris y dulces. También repartimos algunas revistas “De Vuelta Al Supremo”. Todos los invitados estaban felices, y casi todos aceptaron venir a nuestros programas públicos dos veces por semana. Nuestra prédica había comenzado.

El programa mantuvo el mismo formato durante cuatro o cinco meses. Gradualmente introducimos la clase del Bhagavad-Gita, conducida por mi marido. Los fines de semana teníamos un público de unas quince personas, pero durante los días laborales sólo teníamos tres invitados regulares. El día anterior al programa los llamaba por teléfono y les recordaba acerca del programa a cada uno de ellos. No quería tomar riesgos. Existía la tendencia a dar excusas si habían olvidado venir.

Uno de los asistentes regulares conservaba un número de la revista “De Vuelta Al Supremo” en su habitación. Una vez, un chico llamado Venkat, recientemente llegado de la India, lo visitó y vio la revista. Él se emocionó mucho, ya que ISKCON y el canto del Maha-Mantra le eran familiares, pero se sentía perdido en las nuevas circunstancias. Venkat fue nuestro primer devoto serio y él a la vez trajo a Gopal.

Ambos de unos veinte años, Venkat y Gopal tenían caras radiantes y eran de talla mediana, frescos y energéticos. Lucían dinámicos y talentosos. Ambos venían del estado sureño de India; Tamil Nadu. Trabajaban en la misma compañía y compartían la misma habitación que la compañía les ofrecía. Tenían ganas de guía espiritual.

Venkat tuvo su primer contacto con la Conciencia de Krishna en Tiruchi, su pueblo natal. Gopal, aunque viviendo cerca del templo ISKCON en Madrás, había evitado por alguna razón, visitarlo; pero había colaborado en el programa de Alimentos para la Vida que ISKCON organizaba regularmente en su Universidad.

Aterrizaron aquí justo después de su graduación. Se aseguraron un empleo en una gran firma bien establecida, dejando atrás a su familia en la India.

Estábamos entusiasmados por su interés en el servicio devocional. Contábamos con una vasta biblioteca de los libros de Srila Prabhupada y tratábamos de prestárselos a quien fuera que estuviera interesado en ellos. Venkat nos solicitó cassettes devocionales y libros.

Comencé a descuidar a nuestro grupo original de asistentes regulares al programa. Hacerlos leer algo o escuchar alguna cinta exigía de mucha persuasión y ruegos.

Entre tanto, nuestro vecino más inmediato, queriendo tener en su casa algún programa de carácter espiritual, comenzó la recitación de himnos védicos como el Rudra Chamakam y el Purusa-Suktam.

Se las arregló para involucrar a Gopal y a Venkat en su programa. Pero antes de ir allá, pasaron a visitarnos. Gopal deseaba intensamente aprender el sánscrito y estaba entusiasmado respecto al otro programa. Venkat tenía alguna experiencia en el canto del Maha-Mantra, pero no estaba al corriente y se sentía confundido.

Mi marido no estaba en casa pero yo tomé la oportunidad de salvar a los muchachos de ser desviados del proceso verdadero. A medida que les iba explicando la importancia y superioridad del Maha-Mantra, Venkat gradualmente se convenció y sintió que no hacía falta asistir al otro programa, pero todavía Gopal decidió hacer las dos cosas a la vez.

Venkat quería sumergirse en Conciencia de Krishna, así que lo invitamos a venir y pasar todo su tiempo libre con nosotros. Mi marido los iría a buscar a los dos para asistir a mangala-arotik, a las 4:15 a.m. Después del Srimad-Bhagavatam y de tomar desayuno, todos se irían hacia el trabajo. Por las tardes, Venkat y Gopal asistían al sandhya-arotik y a la clase del Bhagavad-Gita, la cual duraba un largo rato, dado a que mi marido respondería muy pacientemente todas sus dudas. Se iban después de cenar con nosotros. El fin de semana se la pasaban con nosotros todo el día. Eran parte de nuestra familia, como dos hijos mayores. Ellos nos consultaban acerca de cualquier asunto sin escondernos nada.

Gopal estaba cantando algunas rondas y todavía asistía a las clases de sánscrito del vecino. Entonces, el Señor Gauranga lo engañó para que se rindiera. Cayó enfermo y tuvo que descansar por una semana. En esa ocasión Venkat lo persuadió a que escuchara una cinta de Srila Prabhupada. Entonces Gopal nos pidió una pintura grande del Señor Visnu del BBT. Vijaya Venugopala Prabhu le dijo que el precio que tenía que pagar por ella eran dieciséis rondas de japa. ¡Esa misma noche Gopal comenzó a cantar dieciséis rondas!

En su lugar de trabajo tanto Venkat como Gopal se hicieron famosos como predicadores y se las arreglaron para traer algunos de sus colegas y superiores de la oficina a nuestros programas. Su sola misión fue la de predicar el mensaje de Srila Prabhupada y hacer devotos, y de esta manera no importaba dónde se encontraran. Todas las tardes nos relatarían sus experiencias de prédica, y discutiríamos juntos los desafíos de enfrentarse a mayavadis, ateos y otros.

Solo hablaban y escribían de acerca de la Conciencia de Krishna, incluso a sus familiares en casa. Por supuesto que al principio esto agitó la mente de sus parientes, pero en visitas sucesivas ellos lograron convencer a sus familiares de la alegría de la Conciencia de Krishna.

Otro aspirante serio era Alka, una chica también veinteañera, recién salida de la universidad. La trajo su madre, que era una visitante regular a nuestros programas. Alka, a pesar de ser de Kashmir, pasó varios años en el Sur de la India. Era gentil y de hablar suave, inteligente y atractiva. Ella trabajaba como programadora en una compañía que vendía computadoras y software.

Alka estaba tan ansiosa por la Conciencia de Krishna que me visitaría a diario y pasaría horas discutiendo el Srimad-Bhagavatam conmigo. Ella comenzó a cantar espontáneamente y estaba convencida respecto a la Conciencia de Krishna. Al principio sus familiares -tres generaciones de ellos- se oponían fuertemente a sus actividades devocionales, especialmente al ser vegetariana. No obstante ella persistió en su sadhana.

Un tal Sr. Seshadri también asistía regularmente a nuestros programas y estaba cantando algunas rondas. Una vez nos informó que como su esposa y sus hijos vendrían de la India muy pronto para reunirse con él, no podría venir tan frecuentemente como solía hacer. Así que fue una gran sorpresa cuando nos llamó por teléfono el mismo día que su familia llegó.

Él nos rogó que fuéramos a su casa inmediatamente. Su mujer cayó víctima de una gran depresión y que había estado durmiendo durante todo el largo día dejando a sus dos niños pequeños desatendidos. Ella decía que se iba a suicidar. Sólo pensar en sus hijos le impedía hacerlo. Ella había estado bajo prescripción médica por muchos años, pero el problema se había vuelto recurrente.

Era ya de noche, y nuestra discusión sobre la Bhagavad-Gita acababa de terminar. Yo estaba ocupada preparando la cena, así que fue mi marido el que trajo al Sr. y la Sra. Seshadri a nuestra casa.

Al momento de entrar, ella se me acercó diciendo: “¿Puede por favor prometerme que cuidará de mis hijos? ¡Así podré morir en paz!”. Me conmovió su sencillez, y lamenté su sufrimiento, pero yo tomé esta oportunidad como un reto para probar la eficacia del Maha-Mantra, así como Srila Prabhupada lo afirmaba.

Le aseguré que discutiríamos eso al día siguiente, y la calmé con palabras amables y prasadam, que aceptó con desgano. La acomode en nuestra propia cama, de manera que estuviera cómoda durante la noche. Nosotros dormimos en la habitación de huéspedes. Sus vivarachos hijos estaban felices de conocer a mis hijos que también son bastante activos y traviesos. Aliviado, el Sr. Seshadri se marchó.

Al día siguiente forcé a Jayashree a levantarse de la cama y a tomar una ducha. Después de un desayuno prasadam le dije que me ayudara a cortar algunos vegetales en la cocina. Le expliqué que esto era servicio a Krishna y que la animaría.

A medida que ella me revelaba su sufrimiento. Yo le explicaba cómo y por qué el servicio devocional al Señor la curaría. Tuve una sesión corta de sankirtana con ella y luego una de japa. Ella obedeció de forma asombrosa cuando le pedí que cantara. Durante tres o cuatro días estaba completamente ocupada con ella, esforzándome en explicarle la filosofía y ocuparla en alguna actividad conciente de Krishna, mientras lo único que ella quería era dormir.

El Sr. Seshadri vendría a almorzar y a cenar con nosotros. Se mantenía escéptico del resultado de tanto esfuerzo. Sólo estaba un poquito aliviado de no tener que enfrentar el problema solo. Años de medicación y de votos religiosos no había surtido el efecto deseado y eso lo dejó un tanto desanimado. Así que también teníamos que levantarle los ánimos, y glorificamos el proceso de la rendición a Krishna.

Jayashree comenzó a sentirse mucho más feliz, y dijo que ahora sentía que vivía, ¡pero que tan sólo lo haría en nuestra casa! Era una situación difícil de manejar, pero el Señor intervino. Su hijo pequeño se enfermó de varicela, así que su marido insistió en regresar a su casa. Le enseñé a él cómo arreglar un altar simple, cómo ofrecer bhoga, y hacer arotiks simples. Yo le dije a ella que escuchara constantemente los kirtanas y las clases grabadas en las cintas para así poder controlar su mente. Ella asintió sumisamente y se marchó.

Dentro de una semana de practicar estas formas básicas de adoración ella comenzó a cantar dieciséis rondas y recobró su normalidad mental. Se hizo una devota muy sincera, pero demasiado entusiasta para que su marido pudiera digerirlo. Todos sus amigos estaban sorprendidos de su transformación. No había señales de su depresión anterior y ella se veía muy feliz y contenta. Pero su marido, que todavía tenía apegos materiales, gradualmente la separó de nosotros.

Justo después de esto, Jayapataka Maharaja aceptó visitarnos. Estábamos que rebosantes de alegría, pero como no teníamos experiencia en cómo recibirlo y servirlo, también estábamos nerviosos. Afortunadamente, sólo dos días antes de la visita de Maharaja, el Presidente de Templo que nos había presentado a Maharaja llegó para colectar fondos, junto con un ayudante.

Organizamos un pequeño grupo de devotos todos vestidos con dhotis, tilaka y japa para recibir a nuestro Guru Maharaja. Sólo faltaba el kirtana: teníamos que ser moderados teniendo en cuenta el lugar y las circunstancias. Los devotos dieron sus reverencias tan pronto vieron a Jayapataka Maharaja salir de inmigración. Este tipo de recepción es inimaginable en lugares de tal intolerancia religiosa, pero durante esos primeros días de entusiasmo, despreocupados echamos la prudencia al viento.

De regreso a casa Venkat, junto con algunos pocos devotos, estaba arreglando elaboradas decoraciones florales. Viendo que Maharaja llegó, Venkat saltó de la alegría. Algunos de los nuevos estaban sorprendidos de nuestro entusiasmo. Alrededor de cincuenta personas estaban allí reunidas. Maharaja recalcó cómo el fuego de la Conciencia de Krishna podría encender gradualmente los corazones duros como la madera.

Tuvimos las iniciaciones justo adentro del apartamento. Jayapataka Maharaja cuidadosamente apagó el fuego él mismo de manera que los detectores de incendio no se detonaran causando una publicidad no deseada. Venkat se volvió Vighnanasana Govinda Dasa y Gopal se volvió Gopala Gouranga Dasa.

Gopala Gauranga quería mantenerse soltero, y a Govinda se le aconsejó no casarse todavía. Ambos se comprometieron a dar una décima parte de sus ingresos para el servicio del Yatra.

Alka estaba enfrentando algunas dificultades en casa debido a su excesiva participación en la Conciencia de Krishna. Maharaja pasó bastante tiempo asegurándola de la ayuda que Krishna da a sus devotos. En esa ocasión también estaban presentes recién llegados que más tarde se harían devotos comprometidos e incondicionales: Bhakta Sridhar, Bhakta Suresh, y Bhakta George.

George, que había venido recientemente desde Bangalore, se me acercó en el supermercado. Él era un vendedor en una compañía eléctrica y de suministros y estaba sorprendido de ver un devoto de ISKCON en estas latitudes. Él había estado visitando el templo de Bangalore y estaba muy interesado en los vestidos de las Deidades y en el prasadam. En relación a seguir las normas de ISKCON en este país, la presencia de George era una gran ventaja para nosotros. Él era muy amistoso y servicial; él ya conocía a Jayapataka Maharaja y le tenía mucho afecto.

Muchas mañanas y tardes, Gopala Gauranga, George y yo iríamos a comprar cosas para las Deidades. Todos los tres disfrutábamos mucho dichas compras. Ellos abandonarían sus oficinas a hurtadillas bajo cualquier excusa, y George, que tenía cierto sentido estético, seleccionaría materiales bellísimos para la confección de vestidos, cortinas y joyas. Ambos eran generosos en sus gastos para Krishna y les gustaba mucho discutir entre ellos cómo vestir a las Deidades.

La primera Deidad que adoramos fue un hermoso y sonriente Krishna negruzco, que estaba tocando Su flauta. Era de papel maché de dos pies de alto, un regalo de mis cuñados justo antes de iniciarnos.

Justo después de haber comenzado la adoración nuestros comenzaron los programas públicos y nuestro primer altar era una simple mesa. Sin embargo todos los devotos estaban muy atraídos a la forma de Krishna.

Entonces, en el día de Janmastami, un talentoso escultor nos regaló espontáneamente un bello altar tallado en imitación de mármol. En realidad estaba hecho con “thermocole”, pero lucía impresionante.

Al año siguiente las Deidades de Gaura-Nitai llegaron, como así también Jagannatha, Baladeva y Subhadra, de seis pulgadas de alto, que el Presidente del templo de Bangalore envió. Más tarde llegaría un Laddu Gopal de Sri Vrindavana Dhama.

Dos o tres años después un devoto carpintero de Bangladesh, Nitai Dasa, talló a Jagannatha, Baladeva y Subhadra de un pié de alto. Alrededor de la misma época un pintor piadoso y con talento, experimentado en pintar Deidades, comenzó a asistir a nuestros programas. Durante una semana entera el vendría directo desde su trabajo a nuestra casa y pintaría a Sus Señorías hasta la media noche. Finalmente los sonrientes y dulces Jagannatha, Baladeva y Subhadra se manifestaron.

Teníamos la esperanza que el pintor mantendría nuestra asociación y haría progresos en el servicio devocional, pero dejó de venir justo después de terminar de pintar a las Deidades.

Nuestro Guru Maharaja nos hizo una visita corta después de que las nuevas Deidades estaban listas. Rezaba para que le gustaran, y para nuestra satisfacción, él saludó a las Deidades con mucha alegría. Eso era suficiente para hacernos sentir como si las Deidades hubieran sido instaladas formalmente.

En ese momento él “empujaría” a los nuevos iniciados a predicar y hacer nuevos devotos, y ellos tomaron la tarea muy seriamente. Ellos establecieron un ashrama de brahmacaris en su casa y traerían nuevos invitados varones a nuestros programas para tomar prasadam y recibir nuestra asociación.

De esta manera, después de uno o dos años teníamos un equipo de diez u once devotos jóvenes, entusiastas y dinámicos viviendo en el mismo ashrama, cocinando y practicando servicio devocional juntos. Ellos eran Rajagopal, el hermano de Gopala Gauranga: el era flaco, de aspecto serio y reservado. Él escribió poemas concientes de Krishna y los leía siempre que Jayapataka Maharaja nos visitaba. Los fines de semana Rajagopal puliría la parafernalia de la Deidad. Luego se mudó a los Estados Unidos donde cuidó de algunos grupos de Nama-Hatta bajo la supervisión de Su Santidad Romapada Maharaja.

Srinivasan, el primo de Gopala Gouranga estaba en el equipo de los ‘gruesos’. Cocinero experto y alegre, era gracioso con los niños. Su fe firme en la Conciencia de Krishna fue demostrada cuando su padre cayó seriamente enfermo de un ataque al corazón. Srinivasan le hizo cantar muchas rondas diariamente, los últimos días antes de morir. Respecto a sus dificultades laborales también demostró ser un devoto rendido a la voluntad de la Providencia y siempre buscó nuestra guía para poder superar dichas dificultades. Continúa viviendo aquí con su esposa Iccha Bhakti Devi Dasi, que se volvió devota después de la boda y también está predicando seria y activamente.

También estaba Chandrasekhar, amigo de la familia de Gopal Gauranga. Alto, buen mozo e inteligente, tenía alrededor de veinticinco años y trabajaba como contador. Tan pronto como entró en el país lo trajeron directo a nuestra casa. Estábamos ocupados poniendo las cosas en orden después de la visita de Jayapataka Maharaja y Chandrasekhar comenzó a ayudar de inmediato. Después de años de valioso servicio en este Yatra y de casarse con Rasamayi Devi Dasi, una devota activa, se mudaron a Bangalore y él ahora está ayudando a establecer el modelo del Bhakti-Vriksha en el Sur de la India.

Otro devoto sincero era Rajeev Sharma del estado norteño de Punjab, (pero que estaba asombrosamente acostumbrado a la cocina y maneras del sur). Él todavía recuerda con cariño cómo lo ayudamos a superar distintos apegos materiales como dormir en demasía, el cricket, su anillo de Shirdi Sai Baba. Franco y directo, estaba lleno de buen humor y risas. Siempre ansioso por tener la asociación conciente de Krishna, finalmente se convirtió en un predicador experto y seguidor estricto de los principios de la vida espiritual. Cuando se mudó a vivir a un país vecino, se volvió el líder del Yatra local.

Aún hoy aquellos devotos que han crecido y madurado en su servicio devocional mantienen recuerdos entrañables de sus días de infancia espiritual. Varios grihasthas, como Rajeev, se han mudado a otros paises y han comenzado Yatras por su cuenta. El cambio de país se debió a su cambio de empleo. Todo expatriado en el Medio Oriente recibe permiso de residencia si están patrocinados por el empresario que los emplea. Es el empleo el que determina en qué país uno puede permanecer. Pero el sentido de camaradería que teníamos en esos días permanece fresco en nuestros corazones, y todavía mantenemos la comunicación entre nosotros.

Rajeev trajo a su colega Venkatesh. Encantador, inteligente, siempre sonriente y de disposición humilde, Venkatesh tenía un pequeño problema respecto a su asistencia al mangala-arotik pero siempre estaba dispuesto a servir. Se convirtió en tan buen distribuidor de libros que ganó la Maratón de Srila Prabhupada. Él obtuvo el máximo número de patrocinadores del Gita Dana de nuestro Yatra. Se casó con Shireena, una cristiana, que también se volvió una devota seria. Ellos comenzaron a dirigir el grupo Bhakti-Vriksha en sus casas. Ellos estaban tan ansiosos de avanzar que por un mes marido y mujer durmieron en nuestra casa para asistir a mangala-arotik, a pesar de que Shireena estaba en estado de gestación avanzado. Luego se mudaron a los Estados Unidos, pero todavía estamos en contacto y sentimos mucha nostalgia de los viejos tiempos.

Bharath, un amigo de familia de Gopala Gauranga, era otro de los jóvenes que estaban empleados en una gran compañía. Él llevaba la contabilidad en el departamento de venta de automóviles de esa empresa. Siempre sonreía, tenía buena mano para la cocina y era muy servicial. Por un par de meses él durmió en nuestra casa para mantener la puntualidad de su sadhana matutino. Él acaba de volverse muy entusiasta y eficiente en todos los aspectos, cuando tuvo que ir a visitar a su madre en la India. Se llevó a su madre viuda para visitar a los padres de un devoto, que estaban paranoicos y ansiosos acerca de la participación de su hijo en la Conciencia de Krishna y que a su vez atemorizaron a la madre de Bharath. Ella se puso nerviosa respecto a la posibilidad de que su hijo permaneciera soltero y prohibió a Bharath el seguir asistiendo a nuestros programas. A través del supervisor de Bharath en el trabajo, que era un pariente de la madre, ella trató de controlar sus movimientos. Bharath continuó asistiendo a nuestros programas muy discretamente, sin que supiera su pariente supervisor, ya que no quería poner a su madre en ansiedad. Hoy en día, años después, él está iniciado, casado, y recientemente su mujer también tomó iniciación. Su madre finalmente asistió a muchos de nuestros programas, y también el pariente supervisor es ahora un serio seguidor de la Conciencia de Krishna.

Sreedhar, un devoto alto, era el conciliador del grupo. Él siempre trataría de resolver las diferencias entre los devotos y siempre mantenía una disposición misericordiosa hacia los recién llegados. Muy serio en su vida espiritual, el quería permanecer como brahmacari por el resto de su vida, y hasta el día de hoy todavía no se ha casado. Se incorporó al templo de Bangalore y luego de un corto tiempo colectando fondos, fue destinado al departamento de las Deidades y sirvió como Jefe del Pujari por varios años.

Parag, del norte de India y viejo amigo de Rajeev Sharma , era adepto a los dulces. El también se quedó por dos meses por la noche en nuestra casa para asistir a mangala-arotik. Parag encontró frustrante su vida laboral y decidió unirse al templo a tiempo completo. También se mudó al templo de Bangalore. Más tarde se casó, se fue al extranjero y comenzó a predicar allá.

Bhakta George permaneció en el apartamento que le facilitaba la empresa donde trabajaba, compartiéndolo con un colega. Él era el cocinero principal de nuestro Yatra, especializado en platos occidentales exóticos. Aunque empezó a cocinar luego de unírsenos, rápidamente se volvió experto con las ollas. Todos los fines de semana para el desayuno de los devotos el hacía bollos, croissants, pizzas, pastas, distintas clases de bizcochos y cosas por el estilo. El menú del almuerzo incluiría un dulce especial tal como el Chutney Radha de ciruelas rojas, albaricoques con crema, o torta de requesón. Antes del programa de la tarde él cocinaría otra vez para los invitados deliciosos platillos para complementar el banquete. George era muy generoso cuando se trataba de dar de comer a los devotos en su apartamento. Él era alto y robusto y se parecía al mundialmente famoso chef de ISKCON Kurma Das. Por lo tanto lo premiamos extra-oficialmente con el apodo “Kurma”. George se mantuvo como un brahmacari incondicional, pero recientemente murió trágicamente de un ataque al corazón.

Todos estos brahmacaris estaban viviendo juntos y llevando una vida regulada. Ellos cocinarían para si mismos, dormirían en el suelo, vendrían dos veces al día a nuestra casa, para el mangala-arotik a las 4:15 a.m. y para el sandhya-arotik de la tarde. Todos ellos daban una décima parte de sus ingresos al fondo del Yatra para el servicio de Krishna. El único momento en el que ellos no estaban ocupados directamente en actividades para la Conciencia de Krishna era en sus lugares de trabajo. Muchos de ellos muy pronto estuvieron listos para la iniciación.

Como muchos grupos de solteros, ellos solían reñir, pero en general cooperaban bien entre ellos. Cualquier riña o malentendido en el ashrama pronto conduciría a un ista-gosthi, donde mi marido trataría de arreglar la situación. Nosotros no queríamos que los conflictos se intensificaran debido a dilaciones o negligencia. Éramos como una gran familia. Este sentido de unidad continúo expandiéndose para así incluir a los recién llegados. Algunos reacios, se sentían incómodos de ver el diluvio de atención que les dábamos pero tarde o temprano eran atraídos.

También había otros devotos serios que vivían por separado, como Bhakta Héctor, Ashok Sawant, Garud, Milind Lollekar, Subramaniam y familia y otros. Subramaniam trajo a su jefe Venkat y a la familia de Venkat a la Conciencia de Krishna.

Bhakta Héctor, luego Hrisikesa Krishna Das, era un Sinhala de Sri Lanka de mediana edad, de baja estatura, de un suave hablar y sin pretensiones. Ingeniero civil de profesión, era el madrugador del Yatra. En la mañana él solía ir al ashrama de brahmacaris para despertar a todos los brahmacaris. Él también se mudó a un país vecino y está predicando allá.

Ashok Sawant, del estado de Maharashtra, era un devoto ideal. Alto y gentil, estaba ansioso de hacer cualquier servicio y era un predicador experto. La manera como él indujo a su esposa a hacer prasadam para él es un ejemplo para todos los maridos. El no declaró repentinamente su cambio de dieta e insistió en que su esposa lo siguiera. Esto era debido a que ella era muy nueva en Conciencia de Krishna. Ashok optó tranquilamente por cocinarse para si mismo. Por supuesto que la esposa se perturbó mucho por esto y se ofreció a cocinar ella misma lo que él quisiera. Gradualmente ella también comenzó a cantar y a visitar el templo. Él todavía está con nosotros y organiza grandes programas de prédica. Durante sus vacaciones él predica en su pueblo natal, Ratnagiri, donde él también invita a su casa a los devotos locales de ISKCON.

Garud, también originario de Maharashtra, había sido un ateo, pero avanzó rápidamente después de empezar a asociarse con los devotos. Él usaba generosamente su automóvil para transportar a los devotos y para hacer diligencias. Más tarde comenzó a manejar miles de kilómetros en el desierto para predicar en el interior. El hizo toda clase de servicios, desde limpiar hasta predicar. Su esposa comenzó a venir pero encontró el intenso ritmo devocional de su marido inquietante; aunque hicimos todo lo posible de nuestra parte en aconsejarla, gradualmente se distanció de los devotos. No obstante, gracias a ella, Garud tuvo completa libertad de hacer lo que quisiera en servicio devocional.

Millind Lollekar, otro de Maharashtra, gustaba de glorificar los Santos Nombres del Señor. Cuando se unió a la Conciencia de Krishna, su mujer todavía estaba en la India. Cuando ella se unió a él en el Medio Oriente ella desafortunadamente no pudo compartir su entusiasmo por los Santos Nombres. Él quería entregarse completamente al servicio de Krishna y a pesar de las limitaciones familiares, Millind está dirigiendo un par de grupos Bhakti-Vriksha. Todo el Yatra intentó ayudarlo a convencer a su mujer a tomar el servicio devocional, pero ella se está tomando su tiempo para involucrarse más.

Subramaniam, un devoto animado, nació en el Sur de la India pero vivía en Kenya, Su buena esposa Sudha y su hija precoz de cinco años, Vanita, también amaban la Conciencia de Krishna. Esta pequeña niña nos llamaría por teléfono para reportarnos cualquier desviación de su madre de las reglas estrictas –infracciones tales como ver televisión- y se quejaría que su madre estaba en maya.

Sudha era una experta cantante y bailarina que había actuado en público pero que gradualmente abandonó su carrera por volverse seria en la Conciencia de Krishna. Ella comenzó a usar su talento para Krishna entrenando a los niños de los devotos y actuando durante los festivales. En un momento dado Subramaniam y Sudha comenzaron su propio Yatra en un país vecino. Subramaniam era muy bueno atrayendo a la gente a la vida espiritual. Cualquiera que hablaba con él terminaba siendo encantado. Siempre glorificaría a otros devotos y sería agradable con ellos. Él atrajo a prácticamente toda su familia y a la familia de su esposa a la Conciencia de Krishna. Él era un contador público y cuando alguien se acercaba a él por trabajo él respondía que trataría de hacer lo mejor posible, pero que era Krishna el que realmente podía darles trabajo así que les pedía que empezaran a cantar. Una vez, después de terminar su entrevista de trabajo y habiendo obtenido el empleo, comenzó a predicarle al superior -que justo acababa de entrevistarle. Unos pocos días después ese mismo superior y su mujer se volvieron asistentes regulares de nuestros programas.

También contábamos con el Sr. Venkatachalam, su mujer Laksmi y su bonita hija Sowmya, un excelente devoto en proceso. El Sr. Venkatachalam, aunque situado profesionalmente en las altas jerarquías (él era Director Financiero en una gran firma), era humilde y sin pretensiones. Él sentía un gran respeto por los devotos, trataba de aprender de ellos, e intentaba ser de alguna utilidad. Su mujer era sincera e idealista. Dos de los brahmacaris solían visitarlo regularmente a su casa para hacer mangala-arotik y su familia comenzó a adorar a la Deidad. Solíamos tener programas semanales regulares en su casa pero pronto tuvieron que marcharse a otro país debido a que cambio de empleo. Felizmente, a pesar de los estrictos controles del gobierno en materia religiosa, ellos comenzaron un Yatra y la prédica está floreciendo.

Muchos de los devotos antes mencionados venían a diario a nuestra casa para mangala-arotik, sandhya-arotik y clase del Bhagavad-Gita. Los fines de semana, nuestra casa estaba repleta de gente dado que pasaban todo el día con nosotros, cocinando y haciendo otros servicios juntos. Cada viernes, día feriado en estos países musulmanes, como parte del programa de la tarde teníamos un elaborado banquete (como aquellos anunciados en la revista De Vuelta Al Supremo).

Gradualmente animábamos a los devotos a dar la clase del Bhagavad-Gita durante los días de la semana, y casi todos aceptaban.

Nuestra celebración anual de Gundica Marjana tendría a todos los devotos realizando una maratón de limpieza en toda la casa, el centro principal de actividades del Yatra. Como esto simultáneamente limpiaría el corazón, todo el equipo se ofreció voluntariamente y disfrutó prestando este servicio.

Muy pronto una familia de bengalíes muy devotos, los Roy, se unieron a nuestro círculo íntimo. El Sr.Roy llegó primero, y se ha vuelto un firme creyente de la Conciencia de Krishna. Él estaba libre de los típicos apegos bengalíes: té, carne y pescado. Él predicaba constantemente a su familia por correspondencia, y cuando su temerosa familia finalmente llegó, él les prohibió tomar cualquiera de esas cosas desde el primer día. Su cariño los conquistó y también la asociación de los demás devotos. Ellos se volvieron muy serios y serviciales. Toda la familia se mudó a ISKCON Mayapur.

En aquél tiempo no teníamos suficientes servicios para mantener a todos los devotos completamente ocupados, así que cuando el deseo de rendir servicio exclusivo a Krishna surgía, la única opción era unirse al templo. El Presidente del templo de Bangalore quería que nosotros le mandásemos todos y cada uno de los brahmacari que teníamos.

No me gustó que no mencionara nada acerca de los grhasthas y así se lo hice saber. En respuesta él propuso desarrollar una granja; pero más tarde adquirió un pedazo de tierra en Bangalore, a dos cuadras del templo, y tenía planes de construir allí un edificio para los grhasthas. Todas las familias comenzaron a pagar a plazos. Aunque provenían de diferentes estados de la India, ellos decidieron estar con los devotos y servir al Señor juntos para el resto de sus vidas. Para algunos de ellos el costo de la vivienda era un tanto prohibitivo pero de alguna manera se las arreglaron en conseguir suficiente dinero y así pagar los plazos regularmente. Muchos han decidido producir el dinero suficiente para mantener su hogar y luego retirarse a un apartamento en Bangalore, dedicando todo su tiempo al servicio de Krishna.

Todos estábamos ‘enganchados’ en la Conciencia de Krishna en nuestro tiempo libre. Durante el período de vacaciones permaneceríamos en casa, organizaríamos un programa de kirtana de veinticuatro horas, con prasadam suministrado de manera constante a los invitados. En otras oportunidades iríamos a parques públicos donde la gente suele hacer picnics y tendríamos actividades juntos como nadar, kirtana, arotik, clase del Bhagavatam y prasadam. Estos picnics elevaban la conciencia de una manera placentera. Los nuevos invitados estaban impresionados por la organización tan eficiente.

Teníamos programas frecuentes en las casas de los devotos más nuevos. Esto trajo oportunidades para predicar a gente nueva. Representamos muchas obritas de teatro durante festivales públicos. Una de ellas fue “Jagannatha Darsanam”, del libro sobre la historia del Señor Jagannatha por Su Santidad Tamal Krishna Maharaja. El guión fue traducido en su totalidad al Tamil por uno de nuestros miembros congregacionales, y fue dirigida por una pareja de devotos habituales, los dos cantando dieciséis rondas. Todos los devotos, incluyendo mi marido, tomaron parte en la obra de dos horas, en un auditórium repleto y fue bien recibida.

Para cada festival, como Janmastami y Gaura Purnima, representamos obras como “El Svayambara de Rukmini” u obras sobre los pasatiempos del Señor Caitanya. Para la celebración del Centenario de Srila Prabhupada producimos una mímica poética sobre la vida de nuestro Acarya-Fundador. Normalmente yo escribía los guiones y dirigía la obra.

Tomamos parte en dos maratones de Diciembre: uno en nombre del templo de Mumbai y otro en nombre del templo de Mayapur. Los devotos se aproximarían a la gente de puerta en puerta en sus oficinas, pidiéndoles que patrocinen Bhagavad-Gitas para ser repartidos entre sus amigos y familiares de vuelta a India. Los devotos estaban entusiasta; y aunque el esfuerzo entero sucedió con poca antelación, conseguimos 2500 patrocinios.

Todos los devotos serios se las arreglaron para ponerse al día con los requisitos personales exigidos y trataban con todas sus fuerzas asistir a nuestros diferentes programas. Cualquiera que mostrara aunque fuera una ligera inclinación hacia maya se le predicaría fuertemente. Llamadas al despertar para mangala-arotik era algo habitual, las ausencias serían reportadas con gran preocupación. Para ayudarlo a superar su holgazanería, al devoto en falta se le pediría quedarse a dormir en nuestra casa o en el ashrama de brahmacaris.

En este sentido, recuerdo claramente un acontecimiento. Una vez nuestro Guru Maharaja estaba con nosotros en una visita de dos días y, luego de un programa tarde en la noche, me levanté temprano a la mañana siguiente. Gopala Gauranga y Bhakta Pradeep también se levantaron (Pradeep de Bangladesh trabajaba como un ayudante ordinario en la cocina de un ministro pero siempre leía y cantaba habitualmente). Ellos dos siempre se ofrecerían voluntariamente para las tareas más ingratas (y contribuyendo así con la pereza de los otros devotos).

Era de esperarse que las devotas llegaran más tarde para ayudar a preparar el desayuno, pero nosotros teníamos que empezar a cocinar antes. Siempre he sido muy cuidadosa de nunca omitir ni siquiera un simple mangala-arotik pero, bastante caprichosamente, esa mañana decidí que no importaría demasiado si pasaba por alto mangala-arotik sólo por un día. Así que alrededor de las 4:30 a.m. Gopala Gauranga, Pradeep y yo estábamos ocupados en la cocina cuando Jayapataka Maharaja de repente entra y pregunta, “¿Qué pasa con el mangala-arotik? Estaba sorprendida de ver a Maharaja levantado tan temprano después de un programa tarde en la noche. A toda prisa arreglamos todo y realizamos el arotik a puerta cerrada. Pero aprendí mi lección: nunca jamás pases por alto ningún mangala-arotik.

Tuvimos la primera ceremonia de matrimonio cuando Bhaktin Alka se casó con Rajeev Sharma, otro de nuestros devotos dedicados. A partir de entonces tratamos de asegurar que cualquier nuevo matrimonio fuera entre devotos.

En aquél entonces manteníamos un kirtana semanal en el templo. El templo era una bella y artística estructura en mármol construida por las familias Gujaratis de importancia, las cuales debido a una historia de amistad y apoyo mutuo, disfrutaban de una buena relación con el gobernante musulmán. Mientras hacíamos el kirtana, mayormente dirigido por mí, los devotos se mantenían alerta en búsqueda de gente interesada, para invitarlos a nuestros programas.

Manteníamos una base de datos de toda nuestra congregación. En 1995 contábamos con aproximadamente doscientos nombres. Setenta u ochenta devotos asistían el programa de los viernes (equivalente al programa de domingo en cualquier otro lugar del planeta), y alrededor de cincuenta, eran miembros del núcleo principal de la congregación. En aquél tiempo algunos de nuestros devotos entrenados habían comenzado ya nuevos Yatras en países vecinos.

Comenzamos a tener nuestros programas de los viernes en un salón público de la localidad. Eramos el único grupo comprometido a pagar la renta del salón y por un año entero disfrutamos de su virtual monopolio. Colgaríamos fotos y carteles y pondríamos una mesa para vender libros, cintas y parafernalia de ISKCON. Mientras se daba la clase, muchos devotos esperarían como halcones cerca de la entrada para volar en picada sobre “clientes” potenciales y “comercializar” la Conciencia de Krishna.

Durante el kirtana de la semana en el templo, distribuiríamos panfletos con mensajes escogidos del Sri Namamrta, la colección de citas de los libros de Srila Prabhupada acerca de las glorias de los Santos Nombres.

Cualquier actividad regular que los templos de ISKCON hacían, nosotros no fallamos en seguirlas. Deseábamos intensamente estar tan cerca -como nos fuera posible- del proceso auténtico.

Pero todavía no éramos conscientes de que ni siquiera habíamos empezado el verdadero viaje extático de la Conciencia de Krishna

de www.mundonamahatta.org

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