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Saturday, February 17, 2007

El Yoga de la Renuncia a los Frutos de la Acciòn

El Yoga de la Renuncia a los
Frutos de la Acción

Por Chandramukha Swami

El proceso a través del cual uno puede librarse del karma es llamado Karma-yoga, cuando todo empieza a tener una conexión espiritual. Esto se hace posible cuando el practicante de yoga comienza a recuperar su conciencia espiritual y pasa a vivir libre de intereses egoístas, en conciencia de Dios.

Según la ley del Karma, la ley de acción y reacción, cuando ejecuta acciones piadosas, una persona crea un buen karma pues como reacción de su buena acción, está atrayendo condiciones favorables para sí. Por otro lado, si ejecuta acciones impías o pecaminosas, ella atrae reacciones indeseables, que se manifiestan a través de diversos tipos de sufrimiento. En el Gita (3.27-29) el Señor Krishna explica que la causa del enredo material es la identificación con el ego falso, o sea, el concepto corporal de vida:

“El alma espiritual que está confundida por la influencia del ego falso, se cree la autora de actividades que en realidad son ejecutadas por las tres modalidades de la naturaleza material. ¡Oh, tú, el de los poderosos brazos!, aquel que posee conocimiento acerca de la Verdad Absoluta no se ocupa de los sentidos ni de la complacencia de éstos, pues conoce bien las diferencias que hay entre el trabajo con devoción y el trabajo por resultados fruitivos. Confundidos por las modalidades de la naturaleza material, los ignorantes se dedican enteramente a las actividades materiales y se apegan”.

En el Bhagavad-gita, Karma-yoga también es llamado Buddhi-yoga, o yoga de la inteligencia. La idea es que, al ser orientada filosóficamente por el maestro espiritual, la persona comienza a entender la diferencia entre las actividades materiales (que son movidas por el interés material del falso ego y hacen que una persona se considere la causa de los resultados de sus actividades) y las actividades espirituales (cuando la persona ya no ignora su naturaleza espiritual eterna y no atribuye más el mérito de sus actividades a sí misma).

Si, por un lado, por estar muñido de conocimiento de sankhya, un practicante de yoga debe entender su verdadera condición como una energía espiritual parte integrante de la Verdad Absoluta; por otro lado, precisa reconocer también su situación actual como alma corporificada que, como resultado del karma de vidas pasadas, obtuvo un cuerpo específico con una naturaleza específica. Así, el conocimiento de sankhya guiará a la persona a practicar Karma-yoga, donde se ocupará en actividades según su propia naturaleza particular.

De ese modo, a través de la práctica de Karma-yoga, ella se librará gradualmente de la tendencia a actuar ansiando únicamente su satisfacción material. En verdad, continuará siempre activa pero a través de su conocimiento espiritual, ella se volverá indiferente a las exigencias mundanas de los sentidos materiales. Tal indiferencia a las cosas mundanas, que es una característica del verdadero practicante de yoga, es un resultado natural de una persona que desenvolvió conocimiento práctico al respecto de la existencia eterna del alma y comprendió que no es este cuerpo material sino un alma espiritual que ha habitado diferentes cuerpos temporales. Por lo tanto, el conocimiento de sankhya ayuda a una persona a actuar en la plataforma trascendental, más allá de las reacciones indeseables del karma.

Al estar situada en la plataforma de Karma-yoga, una persona percibe claramente la existencia de placeres materiales peligrosos que producen reacciones materiales que la desviarán de su verdadera felicidad, la felicidad espiritual. Al comprender la diferencia entre trabajo práctico con devoción (Karma-yoga) y trabajo fruitivo egoísta (karma) la persona empieza a ejercer control sobre sus pasiones materiales, cuando pasa a emplear sus sentidos en trabajos prácticos que la ayudarán en su propia purificación. Como el conocimiento trascendental es esencial para que una persona consiga librarse del karma material, Sri Krishna afirma (BG. 3.30-32):

“Por consiguiente, pelea, ¡oh, Arjuna!, entregándome a Mí todas tus obras, con pleno conocimiento de Mí, sin deseos de ganancia, sin sentido de posesión y libre de letargo. Aquellas personas que ejecutan sus deberes de acuerdo con Mis mandatos y que siguen estas enseñanzas fielmente, sin envidia, se liberan del cautiverio de las acciones fruitivas. Pero ha de saberse que aquellos que, por envidia, no hacen caso de estas enseñanzas y no las siguen, están engañados y desprovistos de todo conocimiento, y han arruinado sus esfuerzos por lograr la perfección”.

Tanto los ignorantes como los eruditos ejecutan sus deberes. Pero, mientras que el ignorante actúa con apego a los resultados, el erudito está desapegado y actúa solamente para conducir a las personas por el camino correcto. Un verdadero erudito nunca perturba las mentes de los hombres ignorantes, que están apegados a los resultados egoístas, induciéndolos a dejar de trabajar. Al contrario, él procura inspirarlos a trabajar con espíritu de devoción, ocupándolos en toda clase de actividades que, poco a poco, pueden ayudarlos a desenvolver conciencia espiritual (Gita 4.19-24):

“Se entiende que alguien tiene pleno conocimiento, cuando cada uno de sus esfuerzos está desprovisto del deseo de complacer los sentidos. Los sabios dicen que él es un trabajador cuyas reacciones del trabajo han sido quemadas por el fuego del conocimiento perfecto. Abandonando todo apego a los resultados de sus actividades, siempre satisfecho e independiente, él no ejecuta ninguna acción fruitiva, aunque está dedicado a toda clase de actividades. El hombre que posee una comprensión tal, actúa con la mente y la inteligencia perfectamente controladas, abandona todo sentido de propiedad de sus posesiones y actúa únicamente para satisfacer las necesidades básicas de la vida. Obrando así, no es afectado por reacciones pecaminosas. Él se satisface con ganancias que vienen por sí mismas, ha superado la dualidad, está libre de toda envidia y es estable tanto en el éxito como en el fracaso. Por eso, él nunca se enreda aunque ejecute acciones. El trabajo de un hombre que está desapegado de las modalidades de la naturaleza material y que tiene plenamente en su posesión el conocimiento trascendental, se funde enteramente en la trascendencia. Una persona que está plenamente absorta en el estado de conciencia de Krishna es seguro que llegará al reino espiritual, en virtud de su total contribución a las actividades espirituales, en las que la consumación es absoluta y lo que se ofrece es de la misma naturaleza espiritual”.

Al comprender que todas las almas son partículas integrantes del Supremo se comprende también que las diversas relaciones entre las diferentes personas deben apuntar a Su satisfacción. Cualquier acción diferente a esta conclusión es considerada vikarma, o acción prohibida, y acarrea karma negativo. Aunque parezca un estadio muy difícil de alcanzar, tal posición puede ser alcanzada sin mucha dificultad. Para tal, es preciso que la persona se aproxime a una verdadera autoridad en asuntos trascendentales que sea capaz de enseñarle a actuar en pro de la satisfacción del Supremo.

Esto la volverá completamente libre del cautiverio del karma. El conocimiento sobre la acción en conciencia espiritual es verdadero conocimiento. Él es comparado al fuego, pues es capaz de quemar toda clase de reacciones al trabajo. La palabra Brahman significa “espiritual”; el Señor es el Supremo Brahman, y cualquier actividad ofrecida a Él también se vuelve Brahman, o espiritual. En verdad, el resultado de esta actividad y el propio ejecutor también se vuelven Brahman (espirituales), debido a la influencia espiritual del Señor.

La naturaleza material conocida como maya es también considerada divina, siendo una de las energías del Señor. Cuando es utilizada para propósitos materiales, esta maya actúa para confundir al alma corporificada, y hace que desenvuelva fuertes apegos y deseos de posesión. Pero cuando es utilizada para el placer del Señor, esta misma maya readquiere su cualidad espiritual, volviéndose Brahman. Este método trascendental es llamado conciencia de Krishna y significa utilizar todo al servicio del Señor, donde la ejecución, el ejecutor y el resultado último se unen en el Absoluto y alcanzan la plataforma espiritual.

No es difícil comprender que es posible purificar nuestra propia naturaleza por ejecutar nuestros deberes prescritos como un servicio en sacrificio al Señor. Pero, ¿y cuando nuestra naturaleza nos impele a manifestar tendencias pecaminosas? Esta pregunta fue formulada por Arjuna al final del Capítulo 3 del Gita (BG. 3.36), pues él deseaba entender qué tipo de fuerza es ésta que confunde completamente a la persona y la induce a actuar contra su propio interés espiritual: “Arjuna dijo: ¡Oh, descendiente de Vrishni!, ¿qué es lo que lo impele a uno a los actos pecaminosos, aun involuntariamente, como si se lo obligara a la fuerza?” En respuesta a este importante cuestionamiento, Sri Krishna pasa a revelar que el verdadero enemigo habita dentro de todos y es llamada kama, lujuria.

A pesar de ser un enemigo peligroso, la lujuria puede ser conquistada a través de los diferentes sistemas de yoga. Como veremos más adelante, esto es posible a través de jñana-yoga (el conocimiento trascendental). Al final del Capítulo 3 (versos 39-43) Sri Krishna concluye este tema de la siguiente manera:

“Así pues, la conciencia pura de la sabia entidad viviente es cubierta por su enemigo eterno en forma de la lujuria, que nunca se satisface y arde como el fuego. Los sentidos, la mente y la inteligencia son los lugares de asiento de esa lujuria, a través de los cuales ella cubre el verdadero conocimiento de la entidad viviente y la confunde. Por lo tanto, ¡oh, Arjuna, el mejor de los Bharatas!, desde el mismo principio domina este gran símbolo del pecado [la lujuria] mediante la regulación de los sentidos, y mata a esta destructora del conocimiento y la autorrealización. Los sentidos de trabajo son superiores a la materia burda; la mente es más elevada que los sentidos; la inteligencia es aún más elevada que la mente; y ella [el alma] es incluso más elevada que la inteligencia. En consecuencia, sabiendo que uno es trascendental a los sentidos, la mente y la inteligencia materiales, ¡oh, Arjuna, el de los poderosos brazos!, se debe estabilizar la mente mediante una inteligencia espiritual deliberada [el proceso de conciencia de Krishna], y así, mediante la fuerza espiritual, conquistar a ese insaciable enemigo conocido como la lujuria”.

Cuando es refrenada y empleada en actividades espirituales, esa misma lujuria se espiritualiza y recupera su naturaleza original pura.



Extraído del libro: “Yoga y las Siete Fases del Crecimiento Personal”,

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